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En España el consumo de pan integral es bastante reducido aunque se ha elevado ligeramente en los últimos años. En este hecho han influido razones sociales e históricas ya que antiguamente se asociaba el consumo del pan blanco con un alto nivel social y económico. A su vez también han influido razones de preferencias organolépticas. Sin embargo, como hemos visto en el artículo anterior mostrando los aspectos nutricionales del panel tipo de Pan integral es más rico en vitaminas, minerales, fibra y sustancias antioxidantes, por lo que podemos afirmar que el pan de harina integral es un producto más completo que el pan blanco a nivel nutricional.

También hemos visto que el pan blanco se puede complementar de distintas formas para minimizar las pérdidas de nutrientes que se producen en el procesos de molienda, sin embargo estos complementos no llegan nunca a igualar el valor nutricional del pan de harina integral. Los complementos suelen centrarse en ciertos minerales y vitaminas, pocas veces en la fibra y casi nunca en los compuestos antioxidantes.

A pesar de lo dicho, y de las evidentes ventajas nutricionales del pan de harina integral, es completamente errónea la creencia de que éste pan adelgaza, o que engorda menos que el pan blanco. El valor calórico del pan blanco y del integral es muy similar, por lo que se puede afirmar que un o engorda tanto o tan poco como el otro. Por el contrario sí que es cierto que la ingesta de fibra y el menor índice glucémico del pan de harina integral ayude a obtener una sensación de saciedad con una menor ingesta y la aparición más tardía de la sensación de hambre. esto se suele traducir en una menor ingesta de otros alimentos y por tanto en una menor ingesta calórica con lo que puede ser más adecuado en loa regímenes de adelgazamiento.

Un último aspecto que debemos abordar es si realmente es “el pan que se vende como integral es Integral”. En España, al igual que en la mayoría de los países occidentales, la harina se produce en grandes molinos según un proceso que consiste en separa el salvado y el germen a la vez que se reduce el tamaño de partículas del endospermo. Los panes de harina integral que se venden, en la gran mayoría de los casos, se elabora mezclando harina blanca con salvado en unas  proporciones similares a las que existen en el grano entero. Sin embargo el germen no se suele añadir. Al eliminar el germen se obtiene un producto con una mayor vida útil, ya que éste contiene una cantidad apreciable de grasa que tiende a enranciarse con el tiempo, pero se pierden algunas sustancias de interés nutricional, fundamentalmente vitamina E y sustancias antioxidantes.

Por tanto, si somos rigurosos, no podemos hablar de harinas integrales o pan de harina integral ya que éstos productos se deberían elaborar con la totalidad del grano (íntegro) y sería más adecuado hablar de harinas con salvado o de panes de salvado. Con ésta práctica estamos ganando en vida útil de las harinas con una ligera pérdida de componentes nutricionales. No obstante, es importante conocer qué producto estamos viendo y no engañar a los consumidores, dándoles información veraz y fidedigna para elegir los cereales más saludables.